LA IMPORTANCIA DEL BUEN SUEÑO PARA NUESTRO BEBÉ
El ser humano, así como el resto de animales, tiene un ritmo biológico ínsito llamado ritmo circadiano (que significa “alrededor del día”). Es decir, nuestro desempeño gira en torno a la presencia o no de la luz del sol.
La responsable de que nuestro cuerpo se active durante el día es la serotonina, mientras que el descanso y la regulación del sueño, ya con el atardecer, se generan a través de la producción de melatonina.
Ya desde los primeros días de vida del bebé, crear un ambiente apto al momento que precede el sueño es esencial para la generación natural de melatonina. Esto lo podemos conseguir con medidas sencillas como cerrar las cortinas, apagar o bajar las luces de la habitación, mantener un adecuado nivel acústico en el entorno, etc.
Cuando se lleva a cabo esta práctica desde edades tempranas, de manera gradual, no invasiva y sin componentes añadidos, el buen sueño y el descanso reparador es más duradero y consistente.
Sin embargo, en ocasiones por problemas médicos que afectan a la producción de hormonas, se requiere el suministro médico de melatonina para ayudar a la generación del sueño.
Son situaciones que pueden tener lugar pero deberíamos considerar extraordinarias, pues generan una adaptación brusca del cuerpo a ese factor, lo acostumbran al medicamente externo y, en el momento de suspenderlo, conllevará un mayor esfuerzo para el propio cuerpo.
Gestionar el cansancio del bebé
El exceso de cansancio es un estado físico y mental que afecta el bienestar y la serenidad del bebé o niño. A cada edad corresponde un tiempo de actividad que, una vez superado, nos exige descansar mediante el sueño.
Un bebé o niño con exceso de cansancio se muestra irritable, nervioso, llora y tiene rabietas con frecuencia y le cuesta entrar en sueño profundo, lo cual implica despertares múltiples por la noche o siestas entrecortadas.
Es fundamental por tanto conocer las ventanas de sueño de nuestros pequeños, es decir cuánto tiempo son capaces de permanecer despiertos.
Así, durante los primeros dos meses de vida los bebés están todavía aprendiendo a hacer absolutamente todo, por lo que se cansan rápido y apenas llegan a estar una hora seguida despiertos.
Cuando se acercan a los seis meses crece su interés por el mundo exterior y están más espabilados, aguantando hasta dos horas y media despiertos y echándose tres siestas repartidas en el día.
Alrededor de los nueve meses dan otro salto en el desarrollo y las ventanas de sueño se alargan a tres horas y media, haciendo la transición a dos siestas.
Y sobre los dieciséis meses tienen ya la capacidad de permanecer activos unas cinco horas seguidas y hacer sólo una siesta a mitad del día.
Conocer y estar atentos a estos tiempos es fundamental para percibir las señales de cansancio de nuestros hijos, ser proactivos a la hora de acostarles y desarrollar así medidas favorecedoras de un sueño reparador y sereno.
Junto a ello, es también clave ir modificando y adaptando la hora de acostar a nuestro bebé en función de la edad. Hay que salir de la rutina a la que estamos acostumbrados de un horario fijo para ir a dormir y adecuarlo a la ventana de sueño correspondiente, pues las horas de las siestas y de la noche van cambiando según cambia el tiempo que permanecen despiertos.
Regresión del sueño
Cuando un bebé deja de dormir bien o su sueño se trastorna puede estar atravesando un proceso de regresión de sueño.
Es importante cerciorarse de manera previa de que este proceso no sea consecuencia de un problema médico relacionado con cólicos, reflujo, alteraciones respiratorias, etc.
Excluido esto, hay que observar diferentes factores que nos indican que el bebé podría estar pasando por una regresión de sueño.
En primer lugar, la edad. Hay hitos del desarrollo que suelen afectar al sueño, como la evolución de los propios ciclos de sueño, el gateo, el andar o el habla. Así, las principales regresiones del sueño tienen lugar a los cuatro, ocho, doce y dieciocho meses aproximadamente.
En segundo lugar, hay que observar factores externos que, por su relevancia, puedan ser generadores de alteración del sueño, como la entrada a la guardería, el nacimiento de un hermano e incluso una mudanza.
Sabiendo esto, los primero de todo es tener paciencia, porque una regresión de sueño es algo temporal.
Si el desorden del sueño dura más de un mes, habría que analizar los horarios y rutinas del pequeño para ver dónde podría encontrarse el problema.
Algunas soluciones en este sentido serían introducir objetos de apego que les acompañen durante el tiempo de sueño, alargar un poco la rutina para tener más momentos de conexión con el pequeño o, cuando estén aprendiendo una nueva habilidad, acostarles un poco antes de la hora porque seguramente querrán practicarla también en la cuna.
Por último, pensar que estas situaciones son algo totalmente normal nos ayudará a llevar mejor un proceso de este tipo.
Plan personalizado de sueño Yummy Dreams
En Yummy Mummy contamos con un plan personalizado de sueño que, de la mano de una Asesora de sueño y osteópata infantil profesional, trata y corrige los problemas de sueño de nuestros pequeños desde los primeros meses de vida del bebé.
Más información a través del siguiente enlace: https://www.yummymummy.es/portfolio/suenoinfantil/
Comments are closed.